Hoy inauguro este blog y a falta de tiempo incluyo aquí un escrito que hube de hacer para la universidad.
REPLICANTES
En un mundo como el que hoy en día nos toca vivir todo lo que en él se desarrolla está sujeto a un constante cambio y el periodismo, por suerte o por desgracia, no se cuenta como una excepción a esa afirmación. Así las cosas, esta profesión ha estado regida por diversas normas o teorías, siendo una de ellas la “Teoría de los Géneros”. Según ésta podemos localizar tres tipos de géneros: Informativos, interpretativos y de opinión. Sin embargo, al abrigo de los tiempos que corren, se podría afirmar que semejante calificación quedó desfasada hace ya algunos años.
Han surgido nuevos los postulados, como el formulado por Llorenç Gomis en el que sugiere que en la actualidad existen tan sólo dos tipos de escritos periodísticos, los informativos y los comentarios.
Creo que es una clasificación bastante acertada, ya que hoy por hoy lo que conocíamos como géneros interpretativos han desaparecido para integrar el cada vez mayor sector de los géneros de opinión. Dicho esto, debo reseñar que tampoco con esta esquematización bastaría, ya que para mí deberían ser dos las formas de periodismo a tener en cuenta: la información comentada y el comentario, o dicho de otra forma, la información con ciertos contenidos de opinión y la opinión pura y dura.
Probablemente semejante división puede parecer una exageración pero lo cierto es que hoy en día el periodismo y la opinión comienzan a guardar una relación semejante a la que había entre las películas de los hermanos Marx y los momentos musicales: en unas hay más y en otras menos, pero siempre aparecen tarde o temprano. Y es muy difícil que eso no suceda así, ya que la mayoría de los periodistas somos muchas veces, recurramos de nuevo al cine, replicantes que hemos sido creados para guardar una cierta posición lo cual han conseguido merced a un línea en el código de programación que en la que se puede leer: “línea editorial” y que en innumerables ocasiones impide que las informaciones se redacten de la forma que al periodista mejor le parecen, ya que pueden dar lugar a contradicciones de ideología, no sólo en el medio en cuestión, sino también entre los avezados lectores que acostumbrados a textos cuyas doctrinas van “ad hoc” con su credo personal podrían empezar a sentirse a disgusto con los creadores y, por tanto, acercarse a otros medios de la competencia.
No obstante, al igual que Roy Batty, el líder de los replicantes, surgen periodistas que se rebelan y no aceptan esa pesada carga que supone la ya mencionada línea de su programa y desean, del mismo modo que los primeros buscan alargar sus vidas y poder desarrollarlas a su manera, alcanzar la gran quimera del periodismo: la objetividad. Será entonces cuando haga su aparición el Blade Runner de turno, que por desgracia no será Harrison Ford, sería un honor estar bajo las órdenes de Han Solo sin duda, sino que se tratará del director del medio correspondiente que vendrá a decirte que tu vida no puede ir más allá de lo establecido por el programados, es decir, que las informaciones deberán cuidarse de tal modo que siempre sigan las pautas que marcó el gran jefe.
Después de semejante divagación, en la que prácticamente recurro más al género cinematográfico que al que realmente debería ocuparme, el periodístico, voy a retomar la senda dejada hace ya unas líneas para tratar de redefinir esos dos géneros que sugerí como los que imperan en el periodismo actual: la información comentada y el comentario. En realidad estos dos términos deberían ampliar su nombre añadiendo a continuación dos palabras: “ del replicante” o para los menos aficionados a Blade Runner, los cuales espero que no hayan desarrollado, ya hace unos párrafos, cierto odio hacia mi persona, “según san editor”. Y sí, a veces parece que se trata de un nuevo Evangelio que día a día escribimos, en este caso más bien escriben debido a que mis aportaciones al medio periodístico, aunque existentes, son muy escasas y, si es que es posible, de más escasa relevancia. Debido a ello me he de conformar con este pequeño artículo el cual muy probablemente, como tantas otras cosas, “ se perderá en el tiempo como lágrimas en la lluvia”.